Las pistas estaban llenas de hojas y en algunos tramos, al no pasar nadie, parecía como si el camino hubiera desaparecido y estuviera rodando por medio del bosque.
Durante el otoño y hasta que llega la nieve, se aprovecha para cortar árboles y limpiar el bosque de troncos caídos. Después de talados, el tractor arrastra estos troncos desde la montaña hasta algún punto más abajo donde se acumulan a la espera del camión que se los lleve.
Cuando he llegado al comienzo de la pista pretendida, me he encontrado con dos leñadores y unos cinco surcos de diferentes tamaños que ocupaban toda la carretera. Uno de ellos me ha dicho que podía tirar hacia arriba porque en unos 100 metros ya no había ni surcos ni barro. Decidido he encarado la cuesta, he metido la rueda en uno de los surcos y he acelerado. He subido unos 15 metros hasta que la trasera ha comenzado a patinar. Me he bajado y he acompañado la moto mientras aceleraba unos 40 metros más. Después ha llegado la parte con más pendiente y ni acompañar ni gas ni nada. Me he quedado atascado, me he desatascado, media vuelta y a otra cosa mariposa.
Las dos fotos están tomadas un minuto después, cuando ya estaba en horizontal.
