Desde que la compré, le he hecho 150 km por la carretera Ljubljana-Rakitna. Es una carretera sinuosa que me conozco bien, ideal para rodar y probar la nueva moto.
La burra tiene carácter y genio. La posición de conducción y su geometría es muy similar a la burraca, pero el motor la convierte en un bicho que requiere tacto y buen hacer. Es más sensible a los errores y más agradecida al acelerar. Echo de menos más equilibrio, pero le estoy cogiendo el gusto a esta nueva personalidad. Despacito.
Hoy he desmontado los plásticos con el objetivo de pintar algunos de negro y limpiarlos en profundidad. La desnudez me permitirá también instalarle cachivaches que tenía montados en la burraca. En las próximas semanas voy a montarle los puños calefactables, la toma de 12V y el indicador de marchas casero. También he de mejorar la instalación de la alarma para aprovechar más espacio debajo del asiento y montar los soportes de las maletas laterales que llevaba antes. Llega el frío, así que tengo tiempo de sobra...