Tanto a la ida como a la vuelta hubo unos ratos en mojado, otros lloviendo y otros en seco. Esto hace que las carreteras estén más vacías, lo cual se agradece. Nos lo pasamos muy bien en la moto, sobre todo la vuelta fue especial.
Desde aquí quiero mandar un humilde agradecimiento al Sr. Dunlop porque se ha currado unas ruedas cojonudas para la lluvía.
Uno de los 43 kilómetros de costa que tiene este bonito país.