Este fin de semana ha sido de tres días, como debería ser si el hombre moderno escuchara su corazón en lugar de su bolsillo.
El sábado nos fuimos a Izola a comer a Casa Sonja y después a descansar, el domingo a Bled a probar la potica de mi suegra y después a descansar. El lunes de regalo lo pasamos en Savudria. Quiero más.