Este sábado me fui a Krvavec. Se trata de una montaña cercana a Ljubljana donde hay una estación de esquí. La carretera de subida es magnífica por las vistas, pero está llena de desprendimientos y el asfalto está sucio. Cuando la carretera acaba, nosotros continuamos por un camino de piedras unos 5 km más. La vista desde lo alto es preciosa, si no está nublada la cumbre...
El domingo nos fuimos a Baška nuevamente. Esta vez la ruta fue más llevadera que la última semana, ya que había mucho menos tráfico. Después de hacer unas 3 horas llegamos a destino. A la vuelta nos llovió como nunca, a partir de cruzar la frontera por Koseze. Era de noche y llovía a mares, pero íbamos protegidos del agua, así que tiramos a 60 por hora hasta Postojna y después tomamos la autopista hasta casa.
Durante la cena de esa noche se produjo esta conversación:
- ¿Has visto cómo nos miraban los de los coches en la autopista?
- Sí, supongo que les dábamos pena...
- Sí. Pues yo lo he disfrutado muchísimo.
- ¿Pues sabes qué? Yo también. Mejor ir en moto.