La primera es del sábado pasado cuando subí a la colina al lado de Krim que acaba en una planicie desde la que se ve Ljubljana perfectamente. Ese día me dediqué a rodar y a explorar sin mucha fortuna.
La segunda es en pleno momento de exploración. Tenía el objetivo de conectar con Rakitna, pero tampoco hubo suerte y me metí en multitud de pistas sin salida.
La tercera es la que cumple con el refrán. Hoy sí que he logrado conectar desde Krim con Rakitna por un camino con numerosos obstáculos. Troncos caídos, escalones, hojas, barro, ramas... hasta que he logrado llegar a buen puerto. Después me he dirigido por una pista que sale de Ratikna y, tras un montón de barro que he pasado sin problemas, he llegado a una planicie donde he hecho la foto de honor.
¡Olé tus huevos, Mantis!
