
No me gusta pararme a hacer fotos cuando estoy en movimiento. Me incomoda quitarme casco y guantes, y además me corta el ritmo. Muchas veces he visto cosas dignas de parar y hacer una foto, pero no suelo detenerme. Y tampoco me arrepiento, es cuestión de prioridades.
Un río, una montaña, un puente colgante, una serpiente cruzando la carretera, una puesta de sol con el mar de fondo... quedarían muy bien en foto, pero al menos permanecen en la memoria.
La foto del domingo pasado, camino a Polhov Gradec, es de esas. Con la suerte de que me pilló parado en un semáforo de los provisionales.